Después de pensar un tiempo, y considerar dentro me mí el pensamiento de muchos sabios y muchas metáforas, me tope con la siguiente reflexión:
La vida del ser humano es similar a una obra de arte:
En un principio no existió; era un deseo, un proyecto, un plan o quizás un momento de pasión. Una inspiración…
Al comienzo no tiene forma, ni color, ni vida; es un papel en blanco, un montón de arcilla, un lienzo dispuesto a recibir en sí mismo todo lo que los acontecimientos futuros dispongan a enseñarle, y aunque permanece en blanco y/o inerte, está ansioso, o tal vez desesperada, pidiendo tomar el sentido de su ser y existir finalmente…
Cada pieza de arte tiene una naturaleza distinta, y es esta naturaleza la que modela el recorrido de la obra; la roca llevará más tiempo en pulirse, pero durara siglos en roerse; el papel capta cada detalle en sus fibras delicadas, pero se deteriora al pasar el tiempo si se descuida aunque sea un poco. A pesar de que hayan sido creadas por la misma mano, todas son distintas…
Cada pieza se define por su esencia, y claro está, que aunque El Creador module la forma y matice su trabajo, no podrá cambiar la naturaleza del material sobre el que trabaja, y no porque no tenga el poder de hacerlo, sino porque le satisface que cada uno tenga su propio camino, y de esta manera, cada quien podrá definir en cierto punto como será en un futuro, así no será simplemente Su capricho…
Al comenzar, quien la estructura es Dios mismo, y va dándole forma, pincelada tras pincelada, golpe tras golpe, trazo tras trazo; le va dando vida… Pero otros factores pueden influir en ella: conceptos distintos, nuevos colores, nuevas formas e incluso otras obras…
Ella misma no sabe cuál es el resultado del arduo esfuerzo de Su Creador. Hay momentos en los que no sabe quién o qué es; desconoce los motivos de las cinceladas que recibe y se queja constantemente por el dolor recibido, no es consciente de que este esfuerzo le otorgará belleza…
A pesar de que el Creador tuvo un plan desde un principio para su obra, algunas veces debe modificarlo para no perder lo que desde un principio amó; aquello que amó aun antes de que existiera. Hay tantos factores, que incluso una mínima partícula de polvo o una gota de agua pudiesen cambiarlo todo…
Para la obra, el hecho de no poder verse y desconocer el resultado final de todo el trabajo, crea dudas en su interior, y a veces, incluso El Creador mismo llega a desconocer el destino de su propia creación. Los colores pueden mezclarse, la pintura puede salpicar en diferentes direcciones, y algunas partes que eran resistentes pueden romperse; pero si la esencia de ella es fuerte, pura e inteligente, podrá verse reflejada en los ojos de Su Creador, cuando este se acerque a trabajar nuevamente, y podrá ver reflejado en ellos la belleza contenida en sí misma, una belleza obtenida a base de esfuerzo, dedicación y arduo trabajo...
Cuando aprende a verse a sí misma a través de Su Creador, aprende a leer los pensamientos de Él, y finalmente, sabe que aunque las cinceladas duelan en su superficie, y aunque las pinceladas la hagan sentir incomoda a veces, todo llevará a un hermoso final, a una obra perfectamente finalizada. Lo acepta y se convierte en una muestra estampada de la felicidad…
Aunque no todos puedan comprenderla, aunque no muchos aprecien su belleza, y aunque muchos critiquen su naturaleza, ella siempre sabrá que es perfecta su manera; es feliz, pues fue ella misma de principio a fin, aun con los cambios, con las enmendaduras, y aun con los errores; todo fue parte de su mismo ser y esencia. Aprendió esto a través de su espejo, un espejo que le mostró que mientras ella ignoraba su belleza, las lagrimas en los ojos de un Creador, siempre revelan cuan orgulloso estuvo de su obra, de principio a fin…
Finalmente, cada obra de arte se deteriora al pasar el tiempo, sin embargo, su legado queda y su trayecto siempre servirá de inspiración a otros, siempre relevará el esfuerzo y tiempo invertido en hacerla nacer de la nada, y siempre mostrará el amor que tuvo El Creador por su obra, y el que tuvo ella por aquel que la creó y por todos aquellos que se atrevieron a añadir una pincelada, un trazo de grafito o una péquela impresión en su existir…
Ella fue creada, pero también creó… nació y también vio nacer… Fue y existió… Sencillamente, vivió…
Jueves 18 de agosto del 2011
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